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CÓMO ELIMINAR LOS PENSAMIENTOS INTRUSIVOS

PENSAMIENTOS INTRUSIVOS: ¿QUÉ SON?

Los pensamientos intrusivos son pensamientos o imágenes recurrentes e involuntarios, que suelen tener un contenido desagradable, aunque inofensivo, que generan un gran temor y mucho malestar. Por ejemplo: pensamientos de daño a uno mismo o a otros, de contenido sexual inadecuado, empujar a alguien que pasa por tu lado, etc.

Este tipo de pensamiento lo podemos tener cualquiera de nosotros, porque la mente es libre y podemos pensar cualquier cosa, agradable o desagradable, pero generalmente no se le suele dar mucha importancia y se olvidan.

Debido a su contenido, determinadas personas sienten mucho rechazo cuando experimentan este tipo de pensamientos, porque suelen interferir en el sistema de valores de la persona que los experimenta como negativos y con frecuencia se relacionan con algún tema vetado por la sociedad, como la violencia, la sexualidad, etc.

¿CÓMO SE MANTIENEN LOS PENSAMIENTOS INTRUSIVOS?

El problema no es el pensamiento en sí, el contenido del pensamiento, sino la interpretación catastrófica e inadecuada que hace la persona de el, creyendo que el hecho de pensar en aquello significa que puede hacerlo de verdad, o que se está volviendo loca. Al percibirlo como una amenaza, aumenta la ansiedad y el deseo de evitar dicho pensamiento.

Cuando tratamos de evitar estos pensamientos o la imagen mental que aparece, se activa un mecanismo del cerebro llamado “efecto camello”, del que se deduce lo paradójica que es la mente, puesto que el resultado de intentar controlar o evitar ese pensamiento o imagen es que tiende a aparecer con más fuerza en la mente y se vuelve más frecuente.

[¿En qué consiste el llamado “experimento del camello”?

En el experimento del camello, se pide al paciente lo siguiente:

Cierra los ojos e intenta pensar en un camello durante dos minutos.
Cada vez que el camello desaparezca de tu mente, indícalo levantando un dedo (el terapeuta anota el nº de veces que lo levanta).
Después, se comenta como le fue y si le resultó fácil mantener el pensamiento sobre el camello en la cabeza.
Seguidamente, se le pide que vuelva a cerrar los ojos y que intente no pensar en el camello durante otros 2 minutos. Y que levante el dedo cada vez que aparezca en su mente el pensamiento del camello. El terapeuta vuelve a anotar las veces que levanta el dedo.

En la primera parte del ejercicio se comprueba que es difícil mantener el pensamiento y en la segunda que es totalmente imposible dejar de pensar en el camello].

Vamos a poner un ejemplo de pensamiento intrusivo:

En primer lugar, aparece un pensamiento: puedo matar a mi hijo. Si cojo un cuchillo pienso que puedo perder el control y matarlo.

A continuación se hace una interpretación negativa del pensamiento: no puedo soportar este pensamiento tan terrible.

Y la ansiedad empieza a crecer.

A partir de aquí, la persona intentará quitarse ese pensamiento, que percibe como terrible y peligroso para neutralizar el peligro que supone, haciendo conductas de evitación, que alivian la ansiedad que se siente, como no quedarse a solas con el hijo, esconder cuchillos., etc..

La trampa es que estos comportamientos evitativos solo dan un respiro a corto plazo, porque cuanto más controle el miedo tu conducta y trates de luchar o evitar esos pensamientos, más fuertes se hacen.

COMO AFRONTAR LOS PENSAMIENTOS INTRUSIVOS

Lo primero es no tratar de eliminarlos, sino aceptarlos como algo normal.

Existen distintas estrategias a la hora de superar estos pensamientos, aunque la más eficaz es la exposición a dichos pensamientos. Hay otras que nos ayudan incialmente a enfrentarnos al miedo que sentimos ante estos pensamientos:

Observa el pensamiento, pero no te identifiques con el. Toma distancia, conviértete en observador de lo que pasa por tu mente.

Imagina una gran playa de arena blanca. En su orilla, constantemente están rompiendo olas de todos los tamaños: algunas de ellas son pequeñas, pero otras, son grandes y de aspecto amenazador. Sin embargo, cuando llegan a la orilla, todas ellas acaban por desaparecer sin provocar daño.

La playa eres tu y las olas, que representan tus pensamientos, no pueden hacerte daño. Es verdad que alguna de las olas pueden dar miedo y pueden hacer que te sientas mal, pero todas acaban desapareciendo en la arena.

Tus pensamientos no tienen mas poder que el que tu les das. Si los aceptas simplemente, acabarán por irse.

Es importante, para mejorar tu estado de ánimo, hacer ejercicio físico, actividades agradables, buscar apoyo y ayuda de una persona que te comprenda.

La meditación puede ser también una ayuda , puesto que subraya la utilidad de no identificarse con los pensamientos o emociones que surgen en nuestro vivir diario.

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